Soria y en Neocubismo

Soria y en Neocubismo
"Poco es decir que vivimos en un mundo de símbolos, un mundo de símbolos vive en nosotros" "LA MIRADA DEL OTRO 6" Segorbe 2017 "La mirada es como el mar, cambiante y reverberante, reflejo a la vez de las profundidades marinas y del cielo." Desafiante, soñadora, ausente, misteriosa, perturbadora, expresa todas las pasiones que alberga el alma. Como símbolo mágico se transforma en un instrumento que puede matar tanto como reanimar, seducir como fulminar, expresar palabras y generar silencios. Con significado propio, va más allá de los ojos que la originan, la mirada no solo concierne al que mira, sino también al que es mirado, ya que se experimenta una reacción al ser (y saberse) observado. De esta manera, la mirada del otro puede considerarse como un espejo que revela y enfrenta, al mismo tiempo, el interior de dos seres.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Soluciones municipales




SOLUCIONES MUNICIPALES


                                 
Si la economía está en crisis imagínate el medio ambiente con el cambio climático y la desaparición de especies que no se han podido proteger.

Es necesario que actuemos por medio de Iniciativas Sociales , como la Animación Medioambiental en la Escuela , como herramientas voluntarias llenas de valores para concienciar a nuestros jóvenes respecto a la Crisis Medioambiental del Cambio Climático y la Desertización. Y de como podemos permaculturizamos con pequeñas iniciativas desde el ámbito educativo integral y sostenible.

Docentes o voluntarios , Plantad las áreas arrasadas por el fuego como Dinámica de Animación Ambiental . Dentro de la PGA como actividad tranversal o como Optativa Mediambiental en la ESO. Así que como docente os propongo un taller de repoblación forestal por medio del Nendo Dango y la Cultura Permanente.



Bolitas de arcilla o "nendo dango"

Masanobu Fukuoka, desarrolló un método de agricultura natural aplicado con éxito para frenar la desertización. El método Fukuoka para la reforestación (reverdecer) es la pildorización por medio de bolitas de arcilla rellenas de semillas . Este sistema consiste en embadurnar semillas en una capa de arcilla, hacer bolas de arcilla de un grosor determinado dependiendo del tamaño de cada semilla.

El fin es el de protegerla una vez depositada en el terreno y evitar que sea alimento de pájaros, roedores y otros animales. Las semillas están así protegidas a la espera de la época lluviosa, en ese momento la arcilla absorbe el agua y la semilla la utiliza para poder germinar. Un sistema sencillo a la hora de realizar las bolitas de arcilla o "nendo dango".


El cuidado de la tierra significa cuidar las cosas vivientes y no vivientes: suelos, especies y sus variedades, atmósfera, bosques, microhábitats, animales y agua, lo cual implica la realización de actividades inofensivas y rehabilitadoras, la conservación activa y el uso ético de los recursos. Todas las acciones tienen que garantizar que los ecosistemas queden sustancialmente intactos y capaces de funcionar saludablemente.

“Cuando tiramos nendo dango, sembramos como Dios. Cuando hacemos nendo dango hay que sentir que somos Dios y estamos metiendo alma en la bolita de arcilla”. Así se expresaba Masanobu Fukuoka, el creador de este método de reforestación natural que consiste en sembrar semillas de árboles y arbustos envueltas en una capa de arcilla, Nendo dango, semillas llenas de vida.


Nendo dango significa bolas de arcilla en japonés. Se trata de pequeñas bolas que encierran la semilla de futuros árboles y plantas. La arcilla, al estar mezclada con abonos y repelentes naturales, aumenta el rendimiento de las semillas, además de protegerla de pájaros y roedores una vez seca. Es la lluvia la que libera a los futuros árboles de su cascarón y les ayuda a germinar.Este método de reforestación natural fue ideado por Masanobu Fukuoka, autor de La Revolución de una brizna de paja en los años 60 , para mejorar la naturaleza y convertir los desiertos en bosques.


Este verano asistí acompañado de Vicente Górriz a una charla en la Mancomunidad , precisamente en Soneja , dada por la iniciativa sostenible +ÁRBOLES en la que se habló de las bolitas de arcilla. Nos comentó que su forma redonda es para que elija caprichosamente depositarse después de ser lanzada, en su interior se depositan semillas de árboles autóctonos con semillas de lentejas ,trigo,habichuelas,etc ...Éstas semillas servirán para protejer la semilla del árbol, sirviendo como distracción de depredadores y como fertilizante.




No debería pasar desapercibido la oportunidad de repoblar por medio de proyectos de Animación Ambiental llevados a cabo por Colegios Institutos y Asociaciones Voluntarias.Una mezcla de taller de Bolas, Itinerarios a pie de sensibilización y actuación .Tipo de dinámicas relacionadas con la Educación Fisica y la Educación Medioambiental . Comprometer a nuestros jóvenes así como docentes en la preparación inmediata del soporte marco en el que puedan afianzar y consolidar una voluntad permanente de proteger el Medioambiente como iniciativa social para la sostenibilidad , sobretodo en los Centros Educativos afectados en su municipio por los últimos incendios veraniegos.




Soria, septiembre de 2009

http://www.responsarbolidad.net/web/















Los 'freegans' llenan la despensa con los desperdicios de las basuras.





El movimiento 'freegan' está convencido de que el consumismo sin límites, fuente de muchos males en el mundo, puede alimentarlos gratis con los alimentos que la gente tira diariamente. Mezcla de ecología, movimiento antiliberal y de consumidores , surgió en Estados Unidos y tiene como objetivo, aparte de recoger toda la comida aprovechable de la basura, denunciar a través de ese gesto a un sistema insolidario, apático y falto de iniciativa para solucionar sus graves problemas. Las personas que pertenecen a éste movimiento no buscan en la basura por necesidad: su objetivo es de remover conciencias.




La crisis económica y el aumento del paro están haciendo estragos entre la población más vulnerable. Ya no sólo los mendigos y la gente sin hogar buscan alimentos en los cubos de basura. Cada noche, un grupo de personas esperan a que supermercados y restaurantes saquen los contenedores para llenar su cesta de la compra a base de desperdicios para lograr sobrevivir. Son los denominados «rebuscadores», un fenómeno que en poco más de un año ha pasado de ser una actividad marginal a formar parte de la rutina nocturna de las ciudades.




En Segorbe son pobres, no 'freegans', antes de que pasen los camiones que recogen la basura, este pequeño grupo, mochilas y bolsas en mano, opera a las 21 horas en el barrio."Encontré yogures”, dice Vicente, hurgando en las bolsas de desperdicios que sacan a la calle los supermercados.





¿Cómo nos va a importar que haya gente que se muere de hambre en Etiopía, si no nos importa que haya personas de nuestra calle que busquen comida en la basura?






Necesitamos una transformación social ante este fenómeno que radica en la situación de vulnerabilidad social, laboral y cultural de muchos colectivos, provocando un alto riesgo de exclusión y la reproducción de problemas sociales.




Para el cumplimiento de este objetivo se le debe dar prioridad a lo social, con el fin de “crear las condiciones sostenibles para el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales, con el propósito de mejorar la calidad de vida, reducir la pobreza y la inequidad.





Ser solidario y corresponsable con todos y todas, con prioridad para las personas, grupos y comunidades en situación de pobreza y vulnerabilidad, propiciando su inclusión social mediante la igualdad de oportunidades garantizando a todas la personas el derecho a una calidad de vida, a través del cual el alimento se convierte en una estrategia de inclusión social.




La FAO dice: La seguridad alimentaria y nutricional es el primer paso en la soberanía de los pueblos y de las naciones. De manera similar, el derecho humano a la alimentación adecuada es el primer nivel de la dignidad y del derecho a la vida. Tenemos delante de nosotros el deber de superar definitivamente el hambre. Si el combate al hambre y a la pobreza no se convierte en ejes principales del modelo de desarrollo, continuaremos contentándonos con mejorías que siguen dejando personas al margen del progreso económico y la calidad de vida.



No es una solución resolver el problema con rifas y fotogénicos donativos que como tiritas no atajan la herida que sangra a borbotones. La contusión dejaría de sangrar si proyectos: como la Plaza de Toros, fueran urgentemente sustituidos por un Comedor Social Municipal para personas en estado de exclusión social. Es un deber más urgente, ofrecer condiciones de vida digna y oportunidades de crecimiento a todos, y especialmente, a sus ciudadanos más pobres y vulnerables.







Es más digno y humano recordar; Comedor Social Ramiro Pérez que Circo Ramiro Pérez. No podemos dejar que los pobres carguen a cuestas la crisis financiera mundial, pagando con sus propias vidas por los errores de los que buscaron el lucro de forma ambiciosa e irresponsable.



PEDRO JIMÉNEZ SORIA
PSPV/PSOE , Agosto 2009







miércoles, 19 de agosto de 2009

NEOKUBISMO ( PICASSO MI FUENTE )

Dante & Peter





Pareja 1 , Segorbe 2003
Fonos, Segorbe 2003






PICASSO



Ego y Super yo ,Segorbe 2003


Pablo Ruiz Picasso
El último gramo( Castellón 2003)
Fénix y Soria (Segorbe 2007)
Dantesco y Capuleto (Castelló 2003)


La espera ,Segorbe 2003







Ego sum lux mundi ( Castellón 1997)



CUENTO POPULAR

 



CUENTO POPULAR ( dedicado a Ana )

Cartel Ganador Comarcal 2004



María de Luna y yo,crónica de una reina



INTRO




Cuento hecho con todo el cariño a las gentes del Alto Palancia con la intención didáctica de alimentar la memoria palantina con su historia , las creencias y su protagonismo en la Historia de España desde nuestros pueblos.




En la historia de la comarca por medio de personajes historicos y ficticios en un entorno real y temporal . Respecto a las creencias ; las tramas oscurantistas alrededor de la figura del Papa Luna y Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Y, en la Historia de España con el Compromiso de Caspe , un paso en la Unificación de España por medio de la castellanización del Reino de Aragón.






Capítulo 1ºNuestra marcha a la Corte Real

-Reino de Aragón 1364-


Aún recuerdo vagamente, cuando corría el año 1364 de Nuestro señor, y recibía la nueva de que debía acompañar a la Corte como doncella de compañía a mi amiga de juegos Doña María. Nuestra Reina Leonor de Sicilia y de Aragón se había asesorado bien y pensaba que María de Luna era la candidata ideal para que fuera la esposa de su hijo menor Martín.

Debíamos abandonar nuestra familia y nuestro Segorbe: nuestro vergel, floresta y agua del manantial de los días de niñez. Estaba obligada a dejar mi entrañable lugar de juegos, donde juntas, Doña María y yo conocimos el olor del espliego y del romero, el canto de algún jilguero y donde nuestros cuentos tomaban vida, aludiendo a los amores de alguna princesa cristiana, y a las gestas de su amado caballero.



Por las tardes, después de merendar aquella dulce calabaza al horno en el río Palancia, oíamos a las lavanderas historias de amor y de miedo. De cómo, el Rey Pedro I el Cruel de Castilla, nuestro eterno enemigo; un joven bastardo engreído y arrogante que quería conquistar nuestro reino, había mandado a un ballestero a la Prisión de Medinasidonia donde se encontraba cautiva su esposa y reina Doña Blanca de Borbón. Aquel sagitario tenía la orden Real de ejecutarla. También decían, que el Rey castellano regaló la Torre del Oro a alguna de sus amantes hispalenses. El apodo de Cruel se lo había ganado por mandar asesinar a Don Fabrique su hermanastro y por su sangrienta cruzada en busca de conspiradores en su reino.



Aquel año, estabamos sufriendo el asedio en Valencia del jóven Rey Cruel de Castilla. Nuestro viejo Rey; Pedro IV el Ceremonioso de Valencia y Aragón, llamado también el del Punyalet había estado recopilando 50.000 libras en nombre de la Generalidad en Valencia, para restaurar y fortalecer la plaza. Conjuntamente, se habían fundido las joyas de la ciudad pesando un valor de 537 marcos y 6 onzas, todo ello, para sufragar los gastos de la guerra. Las noticias dicen, que nuestro Rey, El Ceremonioso, había conseguido encolerizar al Cruel conquistándole tierras hasta Alicante, quedándole aún, esta ciudad y Orihuela por asediar.


El Rey castellano no pudo con la resistencia de las torres valencianas y se retiró a Sagunto, ciudad vecina a la nuestra, en ese momento solar castellano. Mi amado padre, Juan de Peñalba, célebre paladín de la época, estaba construyendo empalizadas para la defensa en Soneja. Se esperaba la retirada del Rey castellano por la vía de los Mudéjares, entre las Sierras Espadán y Calderona en dirección a la Meseta. Mi madre Juana la de Peñalba estaba emocionada con el hecho de que me fuera a la Corte y me alejara de Segorbe, emplazamiento que según ella, no era seguro. Pilar Santamaría Rovira de Peñalba era yo. Una rolliza zagala descarada y soñadora, con una desbordante imaginación y enamorada de mi tierra, de la que me obligadaban a desprenderme.


Mi amiga Doña María descendía de un linaje noble. Sus padres eran Don Lope, Conde de Luna, y Brianda d'Agaout, señores de la Casa de Segorbe, era casa nobiliaria, pertenecía al linaje de los Luna de Aragón. Yo, se podía decir que era una niña afortunada, ya que la Condesa de Segorbe; mi ciudad, era mi más querida amiga María de Luna. Por Orden Real había sido elegida para contraer matrimonio con el Infante Don Martín, segundo hijo de nuestro Rey Pedro IV El Ceremonioso. Su nombre; Martín, fue el primero en la casa de Aragón, su procedencia era francesa, del Caudillo y cabeza de dinastía gala Carlos Martel, padre de Carlomagno, Carlos "Martillo".

Apenas contábamos con ocho años cuando fuimos llamadas a la Corte. Barcelona fue nuestro primer destino. La Reina Leonor quería orientar la educación de su futura nuera. Yo, era llevada como Dama de Compañía de Doña María. Una sensación de admiración y miedo nos embargaba y juntas emprendiamos el viaje. Entre lloros y risas, llegábamos a Barcelona engañadas con cuentos de Jinetes de Guerra y de Peste. Fueron la propia Reina Leonor y los padres franciscanos nuestros docentes.



Nada más llegar nos regalaron unos chapines valencianos, eran de plata fina en la plancha y clavo en las varillas con cintas de seda en las capellanas. Nos dijeron que cuando fuéramos unas verdaderas cortesanas podríamos caminar con ellos. Aquello sólo era el principio de la pomposidad incómoda que teníamos que aguantar como indumentaria.





Capítulo 2º


Los veranos en Segorbe; nuestra tierra.




A los dos años por fin, el Rey Pedro I El Cruel de Castilla había desistido y abandonado Valencia. En su reino, le crecían los enanos y el Conde Enrique de Trastamara había contratado las Compañias Blancas provenientes de Francia. Su intención era vengar a Doña Blanca de Borbón y a su hermanastro, y con ello, arrebatarle el reino de Castilla.

Por eso, ese estío, ya con diez años volvíamos a Segorbe María y yo. Recuerdo que nos acompañaba el Infante Don Martín y que fue la mejor época de nuestra vida. Me vienen a la mente en forma de luminosos y olorosos recuerdos, nuestros baños en el cristalino y fresco río y los refrigerios de buñuelos rellenos de Higo que sumergidos en leche de cabra, simulaban ambrosía y néctar divino. Mezclado con estos sabores, se condimentaba el amargo aroma del Jinete apocalíptico de la Peste. Estaba haciendo estragos en todo el Reino. Había mermado la población de 40.000 a 25.000 habitantes. Nosotros no eramos conscientes, en nuestros juegos no había lugar para lo trágico, solo para los sueños y los juegos. El Infante Don Martín viajaba con nosotras en aquel deseado retorno al origen.


Su padre, el rey, consideraba Segorbe como un distrito seguro. Martín era un niño timorato, rubio y un poco llenito, sin embargo irradiaba un alo de majestuosidad a la vez que de bondad, que apetecía pellizcarle los carrillos. Compartíamos recreos e ilusiones protegidos bajo el manto de la ingenuidad, núcleo de la infancia, parnaso del alma. Aquellos días nuestros padres nos llevaban a ver los títeres y los cabezudos que se representaban. Los trovadores en la Plaza Mayor, parecían rapsodas de la actualidad. Nosotros entre admirados y curiosos por aquellas leyendas, comíamos dátiles y nos sumergíamos en el guión de las historias que cantaban los juglares. Recuerdo que a Martín le gustaba El Cantar del Mio Cid, Rodrigo Díaz de Vivar era nuestro ídolo y Doña Jimena nuestro ideal de dama y esposa de héroe.


Aquel verano engrosábamos todos algunos kilos. Las roscas del horno de Sopeña así como las güeñas y morcillas del matarife nos hacían la boca agua. María era gran comedora, aunque recatada, Martín y yo no eramos nada recatados y bastante tragones. Aquel Agosto aprendíamos a montar a caballo en el ejido del Sisterre. En nuestros paseos por el Cerro de San Blas, el Infante jugaba a ser rey con su espada de madera llamada Tizona. Nosotras estábamos muy contentas. A mí, bajo pacto de vasallaje, me concedió el Ducado de Peñalba, detrás del río, lugar donde me crié y donde mi padre adiestraba a los jóvenes paladines, hijos de caballeros y barones y donde mi madre horneaba hogazas y atendía a los animales. A María le concedía ser su reina y a Segorbe, ser la capital del Reino.


Ese mismo estío un labrador llamado Pere Granyana encontraba una imagen en yeso de la Virgen bajo un lledoner o almiz en Castellón. De ahí su nombre, Virgen del Lledó. Raudos fuimos a visitarla para pedirle, que si acababa con la Peste y con la Guerra, nosotros le haríamos una capilla en la Catedral de Segorbe. Mientras tanto, con la rapidez con la que acaban los momentos felices, el verano se disipaba. Aquella despedida se me aparecía en los sueños, llorando abrazados a nuestros familiares, hasta el Infante lloraba igualmente aunque no fueran de su sangre.




Capítulo 3º



Las Bodas de los Infantes de Aragón




Ya en el regazo de la Corte asistíamos a la celebración de los 17 años del Duque de Gerona, el Infante Juan. Era primogénito del rey y hermano del prometido de María, el Infante Martín. Los días se prometian felices. La Biblioteca Real era un torrente de sabiduría. María y yo a escondidas de los franciscanos, a la hora del ágape, nos adentrábamos en aquel panteón del saber buscando réplicas a nuestros enigmas. Allí conocimos a los clásicos y sus mitos, aquellos tratados en los que el ser humano era el centro de todas las cosas. Nuestras lecturas se proyectarían depués en nuestra forma de ser y de pensar humanista.

Pero, el Jinete de la Guerra acechaba el Reino. La Virgen del Lledó no nos escuchaba ya que El Principe Negro inglés Eduardo, había decidido ayudar al Rey Cruel, aliado ahora del Rey de Granada Mohamed V. Nájera caería bajo la multirracial orda. Puede, que algo nos escuchara la virgencita, ya que pronto en 1369 Enrique de Trastamara acabó con la vida de su hermanastro Pedro I el Cruel en Montiel.Tenía el Cruel 35 años. El reino de Aragón y Valencia celebraba aquellos días, con faisanes rellenos de moras y manzana mojados en vino, que la Rama bastarda de la Casa Real Castellana gobernara en la Meseta.




Al año siguiente nuestro monarca anunciaba a su primogénito el Infante Juan que debía casarse con una princesa gala llamada Doña Juana de Valois. Ellos, ni siquiera se conocían. María decía que por lo menos Martín le era familiar y que además le gustaba. Ellos, eran los protagonistas de nuestras canciones. Un principe y una princesa, el Principe Juan El Cazador. Aquello más que una historia de amor fue una desventura, nos hacía llorar constantemente. El Principe Juan, casado por poderes no conocía a su esposa y nuevas de la corte gala decían que estaba muy enferma.




Juan atravesaba clandestinamente toda Francia hasta llegar al lecho en el que conocía el amor y la muerte de su princesa. Se había quedado viudo en un día. Nosotras asustadas empezabamos a pensar que eso del matrimonio era algo no placentero. Aunque, mi compañera y señora, no podía elegir su destino y tenía que casarse con el Infante Don Martín. Sólo teníamos 14 años. Un domingo trece de junio de 1372 en la Catedral de Santa Eulalia de Barcelona se celebraba el enlace entre mis amigos Martín y María, en la misma ciudad en la que pasábamos nuestros años de formación.




El Infante Don Juan, el Cazador, no tardaba en casarse otra vez, Doña Mata de Armañac era la elegida. De aquella boda me quedaba el recuerdo de cómo nos impactó la corrida de toros organizada por los carniceros en la Plaza del Mercado, acondicionada con “barreres i cadafals”. El torero danzaba capa roja en mano con el toro. Al final, clavaba su espada en el corazón del Minotauro. Para algunos era un héroe, el Infante Martín aplaudía emocionado. Para mí, no era más que otro carnicero. Aquel chorro de sangre me irritaba tanto, que me imaginaba saltando a la arena y clavándo una banderilla al Xiquet del Puig aquel, en sus posaderas.




En 1375, dos años después, la Reina Leonor moría y dejaba al Rey Pedro IV. Dos años después el monarca se casa por cuarta vez a sus 58 años, con Sibila de Fortiá. Las tretas reales hacían su efecto, evitando la Guerra. Leonor, hermana de Martín y Juan era utilizada como moneda de cambio. El regente, su padre, la había mandado desposar con Fernando II de Castilla y consolidaba la Paz en Almazán entre los dos reinos. Fernando II fallecía después en 1379. El fin de la Guerra supuso el descanso de un Jinete Apocalíptico, aún nos quedaban tres en activo.

Capítulo 4º

El Jóven Martín, hijo de María.




María de Luna en 1376 había tenido su primer hijo. Le llamaron Martín, la Historia lo conocerá como Martín el Jóven Rey de Sicilia y Cerdeña. Su padre el Infante Don Martín permitía que el pequeño se criara en Segorbe. Entre los Padres franciscanos, María y yo educábamos a Martín. Por aquellas fechas Los viajes de Marco Polo, nos permitían soñar con aquellos lugares de Asia; de Princesas, dragones y tejados de oro. María y yo conocíamos los perfumes de Asia. El Infante los había comprado a unos mercaderes venecianos. Pasábamos largas temporadas en nuestra ciudad entre Sierras, junto al río. María de Luna por aquellas fechas ya casada y madre se había convertido en una mujer muy noble, descendía de la casa de los Luna, caritativa y amante de la justicia, de profundas convicciones religiosas, sin llegar a la superstición, y aficionada a la música y a la lectura. Elegante y austera, la pompa y frivolidad de la Corte no influenciaban en ella, aparentaba superar a su marido en la capacidad de gobierno. Valencia recibía por aquellos el nuevo escudo por parte del Rey con dos eles, de dos veces leal por los asedios del 1363 y 1364. Acostumbraba a firmar colocando una corona en la ele de Valentia.




La desgracia se cebaba sobre el pobre Infante Don Juan; nuestro príncipe perdía dos años después a Doña Marta, la cual, había sufrido la expiración de sus cuatro hijos. Sólo le había sobrevivido la pequeña Juana, que sufría taras físicas. El Jinete de la muerte acababa llevándose su delicada vida. Aquel mismo año Doña María de Luna había sido la elegida para inaugurar el Hospital Mayor de la Seo de Segorbe. Construido para atender las necesidades de muchas familias pobres y favorecer tanto a la ciudad como a su comarca. Aquel día el ambiente rezumaba felicidad. Su marido el Infante Don Martín ya con 22 años, no nos acompañaba, era lugarteniente general de Aragón durante el reinado de su hermano.




En 1380 el Rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso mandaba custodiar y proteger con doce hombres armados la Acrópolis de Atenas. Enamorado de la cultura clásica la consideraba Patrimonio Universal, de ahí la cantidad de libros paganos de su Biblioteca.




Tres años después, el 21 de Abril, el Papa Clemente VI, concedía el permiso para levantar la Cartuja de Vall de Christ, y el 8 de junio de 1385 tomaban posesión de la misma los primeros cartujos. Al año siguiente comenzaban las obras de la construcción del claustro primitivo y de la iglesia de San Martín, en honor de su principal precursor. La fundación de la Cartuja de Vall de Christ fue ordenada por el rey de Aragón Pedro IV El Ceremonioso a petición de su hijo el infante Don Martín y su nuera María de Luna, condesa de Segorbe. Se denominó así por su parecido al valle de Josafat, aparecido en los sueños del Infante Martín el Humano como lugar ideal donde debería fundar un monasterio cartujo. El Infante vigilaba de cerca el progreso de la Cartuja en tierras de su señora. Nosotras y el pequeño Martín disfrutábamos pasando las horas meditando y leyendo El Cristiano, de Fray Francesc, por aquel lugar santo. Remanso de paz regado por el poderoso y relajante olor del campo de lilas; el Valle de Cristo se encontraba en nuestro pequeño reino.

Durante aquellos felices y amargos años, Dios apretaba pero no ahogaba. María de Luna daba a luz a otros tres hijos: Jaime, Juan y Margarita. Las alegrías se tornaban llanto. El Jinete de la Muerte les arrebataba a sus hijos pequeños al tiempo en que Dios se los iba dando. María y Martín los sepultaron en la Cartuja de Vall de Christ, eran días de rabía y llanto en el Valle de Cristo. Las noches oscuras entre los muros del Alcázar parecián eternos purgatorios de lágrimas y sollozos intramuros. Gafados, decían algunos por las calles, zigzajeando y empapados de aguardiente al Alba, extramuros.

En la Corte, el rey Pedro IV empezaba a distanciarse de su primogénito El Infante Juan por desaveniencias con su madrastra, por las parcelas de Poder. Se había casado con Violante de Bar sin su consentimiento. Al disgusto familiar se sumaba la gran deuda que la Casa Real había contraido, con particulares judíos y comerciantes catalanes. Todo ello, para sostener las guerras por Cerdeña así como los estragos que el Jinete apocalíptico de la Peste había sembrado por Valencia, en forma de muerte, conocida aquella como la de “Los muertos de Chelva”.

En1384 el genio del regente acabó con su hija Joana de una fuerte bofetada por una dicusión política. Sus matrimonios no habían sido lo que Pedro VI había planificado y de esta forma acababa con la vida de la Condesa de Ampurias. Su marido el Conde de Ampurias había pactado con el Conde de Armañac la invasión de Cataluña, la Cerdaña y el Rosellón. El Infante Juan los vencía, sofocando la rebelión de su cuñado, en la Batalla de Burbán.


Capítulo 5º

De Infante Juan a Rey Juan I El Cazador.




El rey y el heredero estaban cada vez más enfrentados. Pero el destino es caprichoso y el Jinete de la muerte se llevaba al viejo rey. Fallecía en el Palacio Real de Barcelona en 1387 a los 68 años de edad y con 50 años de reinado. Sólo superado por Jaime I, El Conquistador que regentó 63 años. Moría el rey longevo, el del punyalet, con más títulos que nadie había conseguido hasta entonces. El sobrenombre de ceremonioso venía por su afición a las ceremonias y las Pompas llegando a crear El Protocolo de la Casa Real. Sus hijos no acudieron a su lecho de muerte por estar molestos con él y con los resultados de la herencia. La influencia que había ejercido sobre el rey su última esposa, La Reina Sibila de Fortiá, tenía a los Infantes enervados y enfurecidos con hambre de venganza. Tras el acontecimiento la viuda huyó pensando en las represalias que sus hijastros tomarían. Pronto era apresada por el Infante Don Martín y llevada a mazmorras. Recuerdo que María y yo intentamos sosegar y calmar al Infante aunque el odio tenía más peso. El pariente de la Señora, el Cardenal Don Pedro de Luna también intercedió por la reina consiguiendo ablandar el corazón del Infante; ya rey, Juan el cazador.




A los 37 años de edad el Infante Juan tomaba la Corona y convocaba las Cortes de Barcelona. Acomodaba a su gusto la política del Reino y reconocía a los dos Papas. En el Castillo de Morón se reunieron con el Rey Juan las Cortes Valencianas, le advertían que su situación financiera estaba en bancarrota. Una de las pocas alegrías que recibía el reino era que el pariente de María, Cardenal Pedro de Luna, había sido elegido Papa en Aviñón y que ahora se llamaba Benedicto XIII. Aunque había hecho carrera de armas, fue profesor en la Universidad de Montpelier y ahora era el Papa Luna. En aquel período de tantos Papas, la fé estaba huérfana. Cuanto más leía y sabía, más me alejaba de la iglesia aunque no del rebaño de mi Pastor. Las paredes decían que el Maligno en persona rondaba por Aviñón. Escalofrios y piel de gallina me producía sólo nombrarlo mientras besaba mis dedos cruzados, va de retro satanás.




Pasábamos mucho tiempo en el Palacio Real de Barcelona leyendo libros de Romances Fronterizos, del Amor Cortés, de lo Humano y lo Divino. Recuerdo que El libro del Buen Amor del Infante don Juan Manuel era nuestro preferido. Por aquellos días conocíamos a Fray Francesc Eiximenis, vivía en el Convento de San Francisco de Valencia, franciscano y amigo nos acompañaba durante muchos ratos orientando a María. En su último libro, “El libro de las mujeres “, nos recomendaba remedios ante la debilidad del alma y el peligro de los vicios.



El reinado del cuñado de María, acompañado por el padre Vicente Ferrer, se caracterizaba por haber configurado una aristocrácia letrada y por la fuerte influencia de su esposa Violante y su camarilla. El Rey Juan, gran amante de la cetrería, representaba el ideal de caballero, todo el mundo recordaba la Orden de Los Caballeros de la Paloma, símbolo del espiritu santo. El pueblo lo admiraba y veía como el ideal de Caballero. Por allí el Jinete de la Muerte acechaba al rey Juan una mañana de 1396, de Cacería Real, en la que un accidente segaba su vida entre olivos, bajo un baño de sol matutino e impregnado del olor del tomillo. Los Reinos quedaban en manos de Martín, Martín I El Humano. Nuestra Historia empezaba a escribirse con mayúsculas y letra gótica.





Capítulo 6º



El sueño se cumple. Martín y María son reyes.




Cuando las noticias nos llegaban estábamos en 1396, Martín I El Humano llamado así por su forma de ser y conocimiento de los clásicos, estaba en Sicilia. En aquel instante me daba cuenta de la fortaleza de María de Luna, futura reina. En ausencia de su marido, actuaba como lugarteniente General ante las pretensiones al trono del Conde de Foix y de la reina viuda Violante de Bar. Martín I, El Humano, volvía de Sicilia dejando a su hijo Martín El Jóven al gobierno provisional de los Reinos insulares hasta que llegara la Reina María. Inmediatamente juraba fueros y era coronado en la Catedral de San Salvador de Zaragoza, los festejos se realizaron en la Aljafería, aquel precioso edificio rojo de fastuosas estancias construido por árabes, no le pusieron el nombre de Alhambra porque ya había una en Granada, aunque por su color lo merecía.




El cuento había cambiado y la Señora de Segorbe se convertía en Reina, y el Rey Martín I, El Humano, heredaba los reinos que sus padres habían unido para la grandeza de Aragón. Empezábamos a ser los verdaderos protagonistas. Yo, como doncella de compañía, no tenía tiempo de buscar marido ni tampoco se me pasaba por la cabeza dejar de acompañar a mi amiga, la Reina María de Luna. Nuevos cometidos, desafios y experiencias nos deparaba el futuro. El rey Martín contaba con 41 años de edad, había fantaseado con la idea de ser el amo y señor, de niño. Para un mejor control de la situación y confiando en el capacidad regia de la Reina María en asuntos de Estado, el Rey, ordenaba a su esposa que debía regentar Sicilia en su ausencia. María y yo partíamos de inmediato en busca de nuestro destino en ultramar, Segorbe quedaba cada vez más lejos pero íbamos a ver al joven Martín. Mientras, el Rey viajaba a Córcega y Cerdeña, y acudía a Aviñón a visitar al Sumo Pontífice Benedicto XIII pariente de la Reina María de Luna y apodado El Papa Luna. El Vicario de Cristo ofreció la Rosa de Oro al Rey Martín I, máxima distinción que se daba a los príncipes. El problema del Cisma de Occidente no afectaba a nuestro soberano. El cariño que sentía por el Papa, fruto de sus estancias en Segorbe, era más poderoso que los Cismas y las tésis teologales de la época.




Por estas fechas se habían acabado las Torres de Serrano en Valencia, símbolo de la resistencia valenciana, contra el asedio del castellano. La lana de Morella y San Mateo había convertido a Valencia en un Puerto de gran prestigio. En el año 1400 cambiábamos de siglo XIV a siglo XV, el cambio de siglo había sentado muy bien al Reino. El Rey Martín I acudía a la Consagración de la Cartuja de Porta-Coeli, mientras Fray Bonifacio Ferrer le comentaba que la obra de Dios se estaba reforzando con la obra de El Humano, recordándole que la Cartuja de Vall de Christ había nacido bajo el influjo que Morfeo imprimió en él. Mientras tanto, María y yo volvíamos al Reino de la península, la experiencia en la isla había servido para demostrar las dotes de gobierno de la Reina María de Luna La Humana. Por fin en Segorbe, las obras de la Catedral dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, estaban concluidas. Allí pedíamos a la Virgen por nuestra salud y las del Rey y el Principe Martín que en aquellos días regentaba Sicilia. La Reina ocupaba muchas horas con la gestión de La Cartuja que su marido había concedido a la ciudad de su esposa. Fray Bonifacio Ferrer nos acompañaba en aquellos días de verano en los que el olor de las rosas y el sabor de los chuletones de buey poblaban nuestros sentidos y los de Fray Bonifacio, el cual estaba exultante con la idea de que el Papa Luna iba a convertirlo en el general de los cartujos. La reina y yo aquel verano ganábamos peso, la gula nos había vencido. Aún habiéndonoslo advertido Fray Francesc Eiximenis nos podía el vicio culinario. Esto tampoco importaba demasiado al Rey Martín. Excelente degustador de manjares no veía con malos ojos la figura de su esposa que por aquellos tiempos se conocía como la Reina Grossa, seguro que yo también sería la Dama de Compañía Grossa del Reino.




Nuestro querido y pequeño Martín El Jóven, había sido nombrado Rey de Sicilia por su padre el Rey Martín I de Aragón y Valencia. Aquel precioso niño de mis juegos y nanas era un rey. Pero se ve que las alegrias atraen a las penas. La Danza de la Muerte empezaba a cobrar su deuda a los Luna en Sicilia. El joven Rey que acababa de perder ante sus ojos a su hijito Pedro, se quedaba viudo en 1401 perdiendo a su esposa la Reina Doña María de Sicilia. Nuevas de la Corte de Sicilia decían que la débil reina no resistió la muerte de su pequeño. Aquellas nuevas abrían heridas en la Reina María de Luna, parecía que nuestras oraciones no llegaban a oidos de la Virgen. Yo pensaba, así como muchos otros, que el Papa Luna era un antipapa y que su apellido Luna estaba gafado. Puede que nuestras plegarias no fueran escuchadas por esto. Mientras, Juan el Jóven se consolaba, envuelto entre sábanas y enagüas, con jóvenes sicilianas de las que tuvo algún hijo bastardo,hasta contraer matrimonio con la bella Doña Blanca de Navarra, heredera de Carlos el Noble.




Los Jinetes de la Apocalipsis iban y venían, la danza de la muerte giraba entorno a pobres y ricos sin discriminación alguna, todos iguales. El hambre y la muerte, la guerra y la terrible Peste campaban a sus anchas por nuestra ciudad y por todo el reino. Aunque no impidió que se celebraran las Cortes de Segorbe. Por aquellos días se inauguraba el Acueducto de PortaCoeli, el cual conducía el agua de la Fuente de la Mina en la Sierra Calderona, hasta dicha cartuja y alrededores.





Capítulo 7º




María se fue, su hijo, su marido y sus linajes también.




Pero poco duraría la paz en la familia, la Reina mi amiga, mi hermana, se nos iba. El maldito Jinete de la Muerte le rondaba, cobrar su deuda quería. María de Luna venía acusando una débil salud y una apoplejía se la llevaba en 1404 en Villarreal, camino de sus tierras de Segorbe. Teníamos la reina y yo 48 años. Mi señora se había ido. Mi consuelo y pesar solo se sofocaba con la idea de volver a mi hogar definitivamente, aquel que me había sido arrebatado de niña y aquel en el que la Reina y yo vivimos los días más felices de nuestra vida. Mi camino en la Corte se había acabado. La reina como herencia me dejaba el Título de Cronista Mayor del Señorio de Segorbe, aún siendo una mujer; yo, había sido cultivada en la Corte y escribir era mi pasión y mi más noble herramienta así como mi esgrima dialéctica. En su lecho de muerte prometí a mi reina escribir la Memoria de su vida, ella sabía que nadie como yo cosería la prenda de su días, como nadie podía hacerlo. Entre lágrimas y gemidos recordaba el sufrimiento por la pérdida de sus hijos y el amor que había sentido por su tierra, en la que se notaba que mejoraba en parte durante nuestras estancias. Tierra, en la que el Rey había tenído una visión mágica y sagrada.

Todo el Señorío de Segorbe lloraba de luto la pérdida de su Reina, los crespones, mitad cuatribarrada, mitad Media Luna invertida y los crespones negros, llenaban las fachadas de las casas al lado de los macetones de claveles y margaritas que añadían un toque de color. La Reina de Segorbe había muerto. Un sentimiento de miedo y de pena me invadía, no debía dejar que la meláncolia envolviera mi vida,su sombra era húmeda y fría. Corrí presta a mi origen. Sólo mi gente y mi encargo en mi hacienda de Peñalba, conseguían rescatarme de tal estado. Debajo de la cara norte del Castillo de la Estrella en Segorbe, junto al río. Pasaba los frios días de invierno frente a la chimenea. Los leños de carrasca ardiendo y el crujir de las ascuas eran mi compañía. Yo, pluma en mano intentaba dibujar con letras lo que había sido de aquellos años de Cultura y Poder. En la Hacienda, los objetos; como las dagas y la espada de mi padre, las labores en tela que mi madre había bordado me transportaban a mi más querida infancia, también recordaba que mis padres tampoco habían resistido el azote de los Jinetes, la Guerra y la Peste se los habían llevado mientras yo estaba alejada en la Corte. Dedicaba por aquellas fechas todo mi esfuerzo en redactar este diario, Crónica de Doña María.

A mi apacible descanso llegaban nuevas de la Corte. El fraile Dominico Fray Vicente Ferrer, hermano de Fray Bonifacio, comunicaba al El Rey Martín I el Humano el mayor mazazo de su vida. Su hijo el rey de Sicilia Martín el Jóven, había muerto a la edad de 36 años, después de sofocar la rebelión de los sardos en la batalla de Sant Luri de 1409, fruto de unas fiebres malignas. Se extinguía la herencia de Wifredo el Velloso, primer Conde de Barcelona; con sus dedos sangrantes dibujó en el suelo, al agarrar un puñado de tierra: la cuatribarrada, rojo de sangre y amarillo de tierra, símbolo de nuestro reino. También se desaparecía el linaje de Navarra, fundado en el año 809, por Iñigo de Arista que también corría por las venas del rey. El rey me contaba en una carta que recordaba llorando como en sus correspondencias con su hijo, instaba al joven rey de Sicilia a cuidarse de las epidemias y de peligrosos aliados, animándole sobre todo a tener la descendencia que asegurara la continuidad del linaje y la unión de sus reinos. Aires de conspiración por la pugna de la sucesión surcaban el reino.




Aquella noticia volvió a recordarme con ira y lágrimas en los ojos, la satánica idea de que los Luna estaban malditos. No sólo se habían llevado a María de Luna en la flor de su vida, también los Jinetes arrasararon con la vida de mi principito Martín, niño de mi anhelos, aquel al que yo misma había adiestrado en el Arte de la Lectura y la Escritura. Las lágrimas caían sin cesar sobre el papel corriendo la tinta que hablaba de la grandeza de su madre, mientras yo, quería escribir lo desgraciada que fue la familia. Las manchas dibujaban formas que simulaban ánimas en el purgatorio. Asustada , conseguí salir a la calle. Sentada en el filo de la puerta con los ojos encharcados pensaba en la esquela del Rey Martín en la que me decía que sólo le mantenía vivo la idea de su descendencia y el acecho de las alimañas.




Para solucionar su primer problema Martín I el Humano a sus 53 años pensaba en su nieto bastardo Federico de 6 años , fruto de las constantes visitas de su hijo a las jóvenes sicilianas, aunque últimamente se decía que visitaba las jóvenes sardas. Esto provocaba una fuerte oposición por parte de los enemigos de la Corona a que Federico fuera el próximo regente. No habiendo funcionado la primera estrategia, el rey urdió un segundo plan; casarse con su sobrina Doña Margarita de Prades. La boda se celebraba en el Palacio de Bellesguart tras haber concedido el Papa Benedicto XIII sus dispensas. La Misa de las velaciones las oficiaba el Dominico Fray Vicente Ferrer. Los asistentes al enlace eran los mismos que querían acceder a la Corona.




Un año después en la primavera de 1410, el Señorio de Segorbe se volvió a tornar de luto con crespones negros. El Jinete de la Muerte cabalgaba de nuevo y terminaba cobrándose su última deuda. Las campanas de la Catedral estuvieron repicando durante 2 horas. Nuestro rey Martín I el Humano, rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Córcega y Cerdeña, conde de Barcelona, del Rosellón y de la Cerdaña fallecía. Justo en una época en la que junto a Margarita, su sobrina, se le veía feliz. Las malas lenguas decían que su muerte fue fruto de su única obsesión, la descendencia, según se oía por aquellos lares los brebajes que el rey consumía para favorecer su proliferación acabaron hasta con el último de sus genes.



Antes de morir no quiso Don Martín designar su sucesor, se limitaba, el día antes de su fallecimiento en Valldonsella, a declarar y mandar delante de los conselleres de Barcelona y su protonotario y escribano, "que le sucediere en la corona aquel que constase debérsele legítimamente,". Esta irresolución en un asunto de tanta importancia, se atribuía a su aversión al conde de Urgel, y al deseo e idea que llevaba de que le sucediese su nieto bastardo Don Federico, a quien mandaba educar con extraordinario esmero. Mucha sangre y dos años de guerra civil costaba la irresolución de Don Martín, hasta que pudiesen entenderse los Parlamentos de Aragón, Cataluña y Valencia, y para poner fin a las pretensiones de los diferentes aspirantes a la sucesión del difunto monarca.




En 1412 se celebraba el Compromiso de Caspe en el se decidía la sucesión del Reino. Fray Vicente Ferrer tras oficiar una misa recordando el Apocalipsis anunciaba en su sermón, en la Iglesia Mayor de Caspe , la Sucesión al reino y la llegada de la Paz fruto del acuerdo surgido en el Compromiso ; Fernando de Trastamara Rey de Castilla y ahora también de Aragón se convertía en el elegido. Los intereses catalanes por lana de la Mesta castellana y figuras como Vicente Ferrer o el propio Papa Luna favorecieron esa entrega al eterno rival. El pueblo de rodillas cantaba el “te deum laudamos” en honor al nuevo rey de reyes. El espectro de Wifredo lloraba en su Mausoleo. Un gran paso se había dado con la Unión de los reinos más importantes de la Península. El concepto de España comenzaba a forjarse y Segorbe era espectador directo de ello.





Capítulo 8º



Doña Pilar de Peñalba y la Crónica prometida.



Contaba yo, Doña Pilar de Peñalba con 55 años de edad, soltera y entera. Había acabado de escribir la Crónica de María de Luna. En ella, detallaba con mi prosa el verdadero amor fraternal que había sentido por María y lo que Dios le había deparado para la Historia. Sobrevivida al Jinete de la Muerte y no habiendo pactado nada con Mefistófenes, el Papa Luna y yo resistimos y enterramos a nuestros seres más queridos. Segorbe había prosperado mucho. La cerámica de gran calidad con sus tonos verdáceos y azulones y los telares como una explosión cromática invadían las calles. El Mercado de las Bestias era un bullicio de personas de todas las creencias: judios, mudéjares, moriscos, cristianos de Aviñón, de Roma en Paz y bajo un mismo cielo parecía una Babel bienavenida. El ganado desfilaba mostrando la calidad de nuestra cabaña. Decidí comprarme una yegua torda que me había lamido la mano, mi querida Babieca. Juntas paseábamos por la comarca, muchas veces tarareaba el pie quebrado que había creado para María.

Se dice que el Maligno,
un pacto con los Luna;
buscaba saldar.

Y la Muerte y su danzar
acechaban a María,
en su cuna.

El Papa vivo seguía.
el destino con su Luna,
ni podía.

Cuando ya parecía que iba a acabar este cuento de Caballerías y gestas, como una inesperada ola, en uno de mis paseos en los que acostumbraba subir al Cerro de Sopeña, junto al Castillo, la lluvia me sorprendió. Decidí resguardarme en un puesto de ánforas y cántaros. Bajo la lona mojada mis ojos vieron por primera vez el amor. Un frío sudor me recorría el cuerpo. Liberada de mis obligaciones me enamoré. Un alfarero mudejar de Jérica me cautivó, ya en mi madurez. Nuestras religiones eran antagónicas pero nosotros no. Tanto Hissam como yo misma habíamos sobrevivido a nuestra fé y nos disponíamos a renacer de nuestras cenizas, como el ave Fénix. Mi alfadidín.



Nunca es tarde si la dicha es buena, dicen. Nos amábamos hasta el final de nuestros días de espaldas a nuestros respectivos dioses y rodeados de nuestro valle del Rio Palancia. Pedimos en nuestro testamento ser enterrados juntos mirando a la Meca en el Valle de Cristo de Altura. Y ordenamos, que todos nuestros bienes fueran entregados a la Beneficencia. La ciudad como agradecimiento, creó la Tómbola de Pilar la Caritativa con el fin de recaudar dinero para sufragar los gastos de los niños y ancianos más desfavorecidos. Hissam y yo pensábamos que con esta ofrenda misericordiosa, tendríamos mejor vida en el más allá.

Fin

Pedro Jiménez Soria



página de interés:http://www.segorbe.es/?go=a7126726c3b4be9b5cbb8bf1d8089076d3f9ecf8d275e76cf5df6e067d09a1f5dae473e8f9c3027d788e7005987d8e12741d6e85d4f3a2c75a69feb5b7e1d93aa2ac21c544ac2f6d




Segorberde y la Morruda



La Morruda ,
todo un nº uno en España, también se queja de los incendios veraniegos.







¿Sabes cuántos años tiene la morruda?



¿Te imaginas la de acontecimientos que ha vivido?



Se supone que nació en la época del reino visigodo de Tolosa. Aproximadamente en época de Eurico (466484) , que accedió al trono tras asesinar a su hermano Teodorico II. La cuestión es que la Morruda es de la época de los Visigodos, aunque Segorbe tiene restos Visigódos ,ésta es sin duda la más viva y una pieza entrañable.








La Morruda, es una olivera de aproximadamente 1.500 años de edad. Se encuentra en el termino de Segorbe, muy cerca de la Masía Ferrer. El acceso es muy bueno . La Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO) le concedió el premio al mejor olivo monumental de España 2008 a la Olivera Morruda de Segorbe, un ejemplar milenario ubicado en el parque natural de Sierra Calderona. El olivo destaca por su majestuoso tronco, que dibuja una estampa única a través de sus gruesas y retorcidas venas y es, según los expertos, «una auténtica obra de arte viva en continua evolución».


Soria

martes, 18 de agosto de 2009

SEGORBE + ALGUNOS TRABAJOS

Ego sum lux mundi





El Mito de la Caverna
(Segorbe 2006)


Lectura con café
(Segorbe 2004)




Menina visitada
(Segorbe 2003)




La costilla de Adán
(Segorbe 2008)








Mujer sola
(Segorbe 2005)



Fenix y Pan
(Segorbe 2003)














SEGORBE



Entrada de Toros y Caballos de Segorbe (España)

Fiesta de Interés Turístico Internacional












Bodegón segorbino


Cuento de la Lechera
(Segorbe 2010)

Fonos (2002) SORIA ,Segorbe
Pantocrátor, SORIA,Castelló 1997
Consciencia, Peñíscola 2004 
El Emigrante, Segorbe 2004,SORIA








Entrada de toros y caballos de Segorbe con el rango de Interés Internacional






Página de in : http://www.segorbe.org/?go=00f8b883f2a2f71b75d932f6170ddf54b77022d7e06d599cb742f1caf719d1de6eda4ed45b98be4cc609bab0bcc8fb566277656548310d7e


Café , cedido temporalmente Café de Viver,SORIA-2002





Ajiaceite o all i oli, Colección Privada,2006 ,Segorbe